Hay un desierto

Hay un desierto. Pero tampoco tendría sentido decir que estoy en el desierto. Es una visión panorámica del desierto, ese desierto no es trágico ni esta deshabitado, solo es desierto por su color ocre y su luz, ardiente y sin sombra. En él hay una multitud bulliciosa, enjambre de abejas, melé de futbolistas o grupo de tuaregs. Yo estoy en el borde de esa multitud, en la periferia; pero pertenezco a ella, estoy unida a ella por una extremidad de mi cuerpo, una mano o un pie. Sé que esta periferia es el único lugar posible para mi, moriría si me dejara arrastrar al centro de la melé. Pero seguramente me sucedería lo mismo si abandonara. Mi posición no es fácil de conservar, incluso diría que es muy dificil de mantener, porque esos seres se mueven sin parar, sus movimientos son imprevisibles y no responden a ningún ritmo. Unas veces se arremolinan, otras van hacia el norte y luego, bruscamente, hacia el este, sin que ninguno de los individuos que componen la multitud mantenga la misma posición con relación a los demás. Así pues, también yo estoy en perpetuo movimiento, y eso exige una gran tensión, pero a la vez me proporciona un sentimiento de felicidad violento, casi vertiginoso.
Iñaki Ábalos.
+info: http://www.arranz.net/web.arch-mag.com/3/circo/09.html

Esas... ¿cosas?

Posiblemente sea una de las escenas del cine que más me hayan marcado o llamado la atención. En El Diablo Viste de Prada, Miranda Presley (Meryl Streept) pronuncia un discurso que, realmente, hace pensar sobre si la moda es algo banal, o si por el contrario forma parte de algo que influye en nuestras vidas más de lo que pensamos.
Oh, entiendo, tu crees que esto no tiene nada que ver contigo. Tú…vas a tu armario y seleccionas no sé, ese jersey azul deforme porque intentas decirle al mundo que te tomas demasiado en serio como para preocuparte por lo que te pondrás. Pero lo que no sabes es que ese jersey no es sólo azul, no es turquesa, ni es marino, en realidad es cerúleo. Tampoco eres consciente del hecho de que en 2002, Oscar de la Renta, presentó una colección de vestidos cerúleos, y luego creo que fue, Yves Saint Laurent ¿no..? el que presentó chaquetas militares cerúleas y luego el azúl cerúleo apareció en las colecciones de ocho diseñadores distintos, y después se filtró a los grandes almacenes, y luego fue a parar hasta una deprimente tienda de ropa a precios asequibles, donde tú, sin duda, lo rescataste de alguna cesta de ofertas. No obstante, ese azúl representa millones de dólares, y muchos puestos de trabajo, y resulta cómico, que creas que elegiste algo que te exime de la industria de la moda, cuando, de hecho, llevas un jersey que fue seleccionado para tí, por personas como nosotros, entre un montón de “cosas”.